domingo, 10 de noviembre de 2013

QUE ENREVESADO NOS EXPLICABAN LAS COSAS MAS SENCILLAS





La única vez que yo estuve atento de verdad en el colegio fue cuando explicaron la reproducción humana, se hablaba mucho de ello en los recreos y tiempo libre pero en realidad todo quedaba en palabrotas aprendidas en el Diccionario o en la Enciclopedia que todos teníamos en casa y que nos reuníamos para leer palabras fuertes. Por ejemplo "coño" y nos topábamos con esto:
coño.
(Del lat. cŭnnus).
1. m. malson. Parte externa del aparato genital de la hembra.
2. m. despect. Chile. español (‖ natural de España).
3. m. vulg. Ven. tipo (‖ individuo).
4. adj. Chile y Ec. tacaño (‖ miserable).
coño.
1. interj. U. para expresar diversos estados de ánimo, especialmente extrañeza o enfado.
Mi lio fué superior a partir de esas citas porque yo era un coño en Chile y los pelos que le veía a mi prima por debajo del ombligo cuando se cambiaba de bragas era otro coño, y no digamos del agarrao del compañero que nunca daba un mordisco de su bocata y era otro coño¡¡¡¡¡. De pocas dudas te sacaba la Enciclopedia, era como nuestro profesor de Ciencias que tampoco me sirvió de mucho:
 Primero te hablaban de un guisante... después de unas abejas que salían de su colmena y llevaban el polen por ahí.. Y luego te enseñaban unos dibujitos de una pareja en pelotas... Que yo pensaba: ¿Y aquí quién de los dos tiene el guisante...?" Pero ahí no se acababa el follón, porque yo sabía que había una cosa que se metía en algún sitio... Y además estaba la cigüeña... Con lo que me fui a mi casa pensando que la reproducción humana consistía en que una cigüeña metía un guisante en una colmena y una abeja lo esparcía... 
Muy bien. Yo no quiero molestar, pero entonces. ¿Para qué me sirve a mí la polla? (palabra aprendida en la calle aunque no ratificada en su significado anatómico en la Gran Enciclopedia Británica versión popular abreviada y traducida) 
En fin, lectores atrevidos, que según lo que nos enseñaban en la escuela, un hombre de provecho y culto es un tío que habla lenguas muertas, latín y griego, come guisantes y muchas otras verduras siempre crudas, da volteretas en un gimnasio o en su defecto en un semáforo mientras se encuentra en rojo y toca la flauta bastante mal. ¡Coño, este tío es el que llaman ahora un perroflauta.

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