Y
SIEMPRE LO MISMO AÑO TRAS AÑO SIGLO TRAS SIGLO
Málaga
ha sido siempre una ciudad en continua construcción/destrucción y eso es algo
que he comprobado después de muchos días, meses incluso años estudiando
publicaciones realizadas desde principios del siglo XX hasta hoy en día.
Cuando
no se ha cerrado todavía el socavón de una obra aparece otra en la acera de
enfrente, se empuja al mar para hacer un parque, se le empuja aún más y se hace
un muelle de atraque en el puerto, se sigue empujando y se agrandan los muelles
para poner silos, el mar se cabrea y rompe el morro de contención varias veces,
se quitan las vallas del puerto y se retranquean luego se quitan del todo, se
tiran los silos y se hace un palmeral, llega el escarabajo picudo y se come las
palmeras, se hace Calle Larios, se agranda, se encoje, se pone empedrada, se
retiran las piedras, se asfalta, se quita el asfalto y se ponen ladrillos …………..
Cualquier
barrio de esta hermosa ciudad ha sido modelado, remodelado, pintado y repintado y después demolido, creo que solo
la Catedral se salva y es porque la obra está por terminar y después de tantos
años da “lacha” tirarla y un “Corralón” que mi amiga Pepa me ha recordado que
aún y a pesar de muchos, todavía existe.
Hemos
convertido una hermosa ciudad andaluza en un enjambre de bloques horrorosos sin
el más mínimo detalle de identidad local. La espantosa carretera de Cádiz
arbolada de ladrillos con una hojarasca policromada de ropa tendida nos conduce
a lo que en su día fue un barrio marinero llamado Torremolinos convertido desde
hace años en una descompuesta Torre de
Babel por aquello del “desarrollo económico” que tantos bolsillos llenó dejando
tras de sí un lastre social, cultural y ecológico del que no se ha salido en
los últimos 50 años.
Los
“chiringuitos” de nuestras playas (salvo unas pocas excepciones que pocos
conocemos) han cambiado su refrescante suelo de arena fresquita por un duro y
caluroso cemento, cierres de aluminio y aire acondicionado, un verdadero asquito.
Como
ya no tenemos tranvías como en otras ciudades de países mucho más desarrollados
ahora hacemos un suburbano y quieren que nos desplacemos en esta capital de la
luz más bonita del mundo, como los topos o las ratas, por túneles bajo tierra.
La brisa marina para las gaviotas.
Pero
todas estas cosas siempre se han sabido gracias a esos malagueños que siempre
estaban vigilando las obras y poniendo “peros” a todo lo que se hacía como
profetas bíblicos aventurando la que se venía venir.
Pero
nadie es profeta en su tierra.