viernes, 23 de noviembre de 2012







Habían iluminado las calles con pequeñas luces de colores, la fachada de los grandes almacenes de la esquina parecía una cascada de agua fresca donde flotaban angelitos y papas Noel, el semáforo con un muñeco en rojo intenso le hacía esperar con ese frío insoportable que le afectaba a todas sus articulaciones. Nadie la esperaba en casa, desde hacía mucho tiempo no sonaba el teléfono, ahora comenzaban los días de cínicas felicitaciones y deseos de buen futuro que nadie le daba, el asentía siempre con el cariño que les tenía a las palabras que por obligación una vez al año le trasmitían.

«Hermoso es morir joven/ y dejar el recuerdo de la piel no tocada/ por agravios del tiempo:/ pero lo es más haber vivido mucho/ y haber hecho que el cuerpo se fatigue/ de amor y de labor..

"La vida sin ella no se parece a la vida, pero sé que habría sido peor si no la hubiera conocido nunca. Las personas dignas de amor sobreviven a la muerte en la memoria de quienes las han amado. Vive y vivirá mientras vivamos quienes tuvimos la suerte de tenerla cerca".



LA HORA DE LA SIESTA VERANIEGA





Como deseo tu cuerpo en esas horas templadas
Como quiero abrazarte y que me envuelvas impregnada
Con olor a mar en tus cabellos, con sabor a sal en tu cara
Como deseo rodear con mis brazos tu espalda
Suave, solo rozando, como un ave con sus alas
Y cubrirte con cariño en una sombra de ternura
De mi mirada.

Y besarte y acariciarte y que me beses con toda el alma
Con toda esa pasión que de quién quiere, del corazón emana
Y fundirnos solo en uno, con suavidad pura y sana
Y que nos pasen las horas, los días y las semanas.