martes, 19 de noviembre de 2013

MANERAS DE MORIR
3ª PARTE
 
 
El movimiento brusco de mi cama por el tropiezo de un embatado me vuelve a la realidad y estos sueños me ponen en guardia, siempre he dicho que cuando un enfermo grave llama a su madre estaba sintiendo que se moría. La sensación de estar oprimido por todos lados era cada vez mayor y en el cuello parecía que me estaban estrangulando, así y de pronto una enfermera comentó en voz alta " creo que se le clavan a este las ligaduras, se ha edematizado". Corrieron a cortar las gasas del cuello, muñecas y tobillos y noté un alivio tremendo, acompañado de un picor insoportable en dichas zonas. Pero no me podía mover, menos rascar y empecé a intentar relajarme para soportar el martirio.
Pero no me podía dormir, tenía por primera vez miedo, miedo a no sé qué, pero miedo, tenía mucha pena, era un viaje que no quería hacer, no quería dejar a todos aquí, sabía que nadie había vuelto de ese viaje, siempre preparándonos para vivir no sabía nada de esta parte de la vida, de la enfermedad del no curar.
Me estaba poniendo muy nervioso, pero yo no quería moverme y sin embargo temblaba, saltaba en la cama y me faltaba el aire. Una orden tajante con cifras y datos se inyectó en una goma y dejé de estar asustado porque mi madre me secaba el sudor y me decía algo al oído que me tranquilizaba.

Estaba paseando por el parque con ella, mi niña, tan bonita y tan guapa como siempre, pero lloraba, temía que la dejara, eso nunca mi vida yo siempre estaré contigo pero me miraba con tristeza y los ojos se le llenaban de estrellas que caían luego por sus mejillas, también estaba asustada y la sentía cerca y lejos a la vez, sueño y realidad, sus manos envolvieron la mía y fue cuando noté lo inmortal del tiempo, no distinguía la realidad del sueño pero los sentimientos fueron los mismos.
No puedo andar pero vuelo sobre los tejados de mi ciudad, sobre el mar y la orilla de sus playas, sobre las olas y me tumbo en la orilla a tomar el sol y abrazarme con mi vida, con la vida…. El calor del Sol y la pasión me hace sudar pero no incomoda, noto correr una gota en mi ojo derecho y la mano suave y cariñosa que me seca antes de que moleste.

En mi vuelo me encuentro con muchos otros conocidos que también vuelan sobre los que llevan los pies en el suelo, yo puedo decidir si ando o vuelo, . Su proximidad y el zumbido que siento en mi oído me trae a la realidad de un mosquito que merodea por mi cara buscando donde trasegar algo de líquido hemático hasta su barriga desde ese ronchón que me va a provocar y no podré rascarme.
No distingo la realidad del sueño, no diferencio el dolor real del ficticio, no veo lo que quiero, solo lo que puedo, pero de pronto todo se ilumina con una fuerte luz blanca que no me molesta a la vista, en medio de esta luz la imagen superpuesta de todos los personajes de esta obra de teatro que ha sido mi vida, todos me saludan, sonríen satisfechos por la obra finalizada, saludan agitando sus manos y uno a uno se despiden con una ceremoniosa reverencia, es muy agradable verlos a todos juntos, la música de fondo envuelve el momento con un halo de placer celestial, la luz se apaga lentamente y el telón desciende ceremonioso hasta que se hace la oscuridad total, el silencio y el olvido.
Un pitido continuo como el silbido de un tren que se aleja es la última sensación que queda en mi alma.

 

1 comentario:

  1. Querido Paco: espero que te encuentres mejor. Juanjo me contó el otro día que te tenían que hacer unas pruebas. Espero que te encuentres mejor. Ánimo que te esperamos pronto en la calle, lejos de los hospitales.

    Yo tuve también malas experiencias cuando mi madre estuvo hospitalizada, tantas veces, que llegué a sentir una gran animadversión hacia el H. Clínico, que nunca podré olvidar a pesar de que mis hijos nacieron allí.

    Esperamos que te mejores.

    Pedro y Pepa

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